Cosas que se pueden hacer con pasitas de chocolate:
- Complementar una buena película en el cine o en casa.
- Disminuir potencialmente tu hambre cuando no has comido en todo el día.
- Quitarte de encima a un hombre sin creatividad.
- Gestionar tu sentido del humor ante un mal chiste.
- Escribir palabras en la mesa.
- Hacer un collar.
- Ofrecerlas a las visitas como cortesía.
- Ponerlas dentro de tu capuccino (aplica para cualquier bebida caliente, sin embargo, yo sugiero el cappuccino por la mezcla de sabores).
- Calmar durante cinco segundos la hiperactividad de cualquier ser humano.
- Saciar la indecisión cuando no sabes que comprar en la tiendita.
Entre la gran variedad de actividades y sus propiedades curativas, recientemente se han realizado estudios para comprobar si las pasitas de chocolate pueden explicar el hecho de que uno+uno no siempre es dos.
martes, 30 de marzo de 2010
lunes, 29 de marzo de 2010
infusión de azahar con alcachofas
Reacciones efímeras. Momentos. Sensaciones. Contrastes dulces y salados.
Malas pasadas. Tragos amargos. Bullicio silencioso. Paseo de labios sin camino. Naufragios literarios.
Aviones que se fueron. Trenes que siempre van. Ingredientes indescifrables. Del Azahar sin H.
Malas pasadas. Tragos amargos. Bullicio silencioso. Paseo de labios sin camino. Naufragios literarios.
Aviones que se fueron. Trenes que siempre van. Ingredientes indescifrables. Del Azahar sin H.
miércoles, 24 de marzo de 2010
La Gran Apple y el Big Apio
Casi me rapta una señora elegante pero exótica, alta, delgada, sensual. Usa collares de brillantes.
Casi me corta un brazo un pedazo de pizza.
Caminé, fui, vine, remé contra una marea surrealista de emociones.
Trenes, café y miradas fugaces pero interminables.
Casi me toman por sorpresa los acontecimientos.
Por fortuna llevaba mis pastillas de Chiquitolina.
Cocina thai, té verde, escaleras, comics. La tarde, ella. Lola y yo secuestradas.
Me quedé con ganas de leer a Philip Roth en algún bar de Soho.
Me esfumé como el humo de un cigarro por las frías calles de Brooklyn.
Casi me mata un hombre alto, inteligente y atractivo, pero siniestramente despiadado. Su apellido, Apio.
En el episodio Cuatro, en el 144 de la calle Leonard nos escapamos con un tal señor Morgan. Nuevamente, gracias a las pastillas.
lunes, 15 de marzo de 2010
paracetamol en las rocas
Se cocina con amor. Placeres infinitos. Frascos de conservas.
Decadencia y rush.
Sonidos estridentes. Lecturas. Placeres auditivos.
Todo y nada. Tú y yo. Ellos y nosotros.
Paredes rotas. Ojos negros. Ventanas abiertas. Mascotas.
Locura. Pasión. Vida.
En un bocado de vicio. Un trago de mar.
Decadencia y rush.
Sonidos estridentes. Lecturas. Placeres auditivos.
Todo y nada. Tú y yo. Ellos y nosotros.
Paredes rotas. Ojos negros. Ventanas abiertas. Mascotas.
Locura. Pasión. Vida.
En un bocado de vicio. Un trago de mar.
miércoles, 10 de marzo de 2010
hey rabbit
lunes, 8 de marzo de 2010
Thanks for not tripping
Me di cuenta que los años sí pasan. Un buen día llegan y dicen: "es tanto, más intereses".
Que los amigos dejan de ser amigos para ser otras cosas.
Que la música es lo más importante del viaje.
Que no hay mejores amigas, sólo mejores.
Que cuando te vas del barrio, nunca vuelves completamente.
Todo se mueve, todo pasa y se detiene en un trozo de tiempo en el que no piensas.
Me di cuenta, así de repente, viéndome desde arriba... que yo también tengo poderes divinos,
sobre todo cuando se trata de pronosticar acontecimientos.
Que la vida y la muerte viven en el mismo piso.
Que siempre quise conocer el sur.
Y que no hay mejor rico.
Que los amigos dejan de ser amigos para ser otras cosas.
Que la música es lo más importante del viaje.
Que no hay mejores amigas, sólo mejores.
Que cuando te vas del barrio, nunca vuelves completamente.
Todo se mueve, todo pasa y se detiene en un trozo de tiempo en el que no piensas.
Me di cuenta, así de repente, viéndome desde arriba... que yo también tengo poderes divinos,
sobre todo cuando se trata de pronosticar acontecimientos.
Que la vida y la muerte viven en el mismo piso.
Que siempre quise conocer el sur.
Y que no hay mejor rico.
miércoles, 3 de marzo de 2010
Agua tonic

Nunca antes había explorado un cuarto menguante. Descubrí que somos el centro de un higo.
Cuarenta y tres grados.
Entre el ámbar de las velas, pensé que quería compartir contigo el diminuto instante en el que mi energía viajaba sobre el periférico de la tierra.
Mi piel vomitaba excesos de pasión vaporosa.
Gemidos, sabores y extremos cadenciosos.
Quise beber de un trago todo lo que veían mis ojos.
martes, 2 de marzo de 2010
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