lunes, 11 de agosto de 2014

A los 5 meses

Es en serio que las mujeres embarazadas estamos todo el tiempo como en otro planeta o quizás somos seres alienigenas que se transforman poco a poco en animales. Comí un lonchesito de pierna adobada -como los que hace mi santa madre- de camino a la prefectura para recoger mi residencia francesa, para  después ir por nuestra camioneta, donde podremos viajar con la nena con todo y tilichitos y nuestro perro, también podremos llevarlo a él a todas partes. Creo que comí chocolate a deshoras y alboroté a la beba, porque me da pataditas hasta con la cabeza. Me metí a bañar a las 8 de la noche, cené un vaso con leche y pan tostado con crema de cacahuate y mermelada de fresa, son las doce y media de la noche y quiero gelatina, mi esposo está dormido, cansado y agobiado por el trabajo y los millones de cosas que hay que hacer en el negocio. Han pasado siete minutos después de las doce y media. Escribo un ensayo sobre la imaginación, escucho al mismo tiempo el disco de jazz que tanto me conmueve, ¡hey' pero no va a venir ninguna hada madrina a hacerme mi gelatina... y tampoco alguna especie de duende a conquistarme y llevarme a dormir. Tecleó lo que alguno de mis lado-norte piensa, sí, pero yo siento en otro de esos mismos mundos, siento la profunda experencia de viajar al centro de mi propio ser, donde habita desde hace cinco meses la pequeña personita que es la completa razón de mi existencia. ¡Vaya! a quién se le ocurrió esto de hablar con una maldita maquina!!!!!
Buenas noches.

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